sábado, 20 de noviembre de 2010

EL AMOR DEL S. XXI


    Hoy en día existe un nuevo arquetipo de amor; el amor del S. XXI, creado y adaptado como tantas otras cosas a la sociedad en la que vivimos. Actualmente, amar es una palabra que bien podríamos emplear con cualquiera de los electrodomésticos que conforman nuestros hogares. Es posible que en estos momentos muchas personas amen tanto a su pareja como a la tostadora que les sirve las tostadas bien chamuscaditas cada mañana.
    El día que usted conoció a aquella encantadora persona bien puede recordarle al momento en el que el dependiente de la gasolinera de su barrio le mostró aquel catálogo de regalos donde, entusiasmado, comprobó que los puntos que llevaba acumulados eran suficientes para poder llevarse un estupendo aparato. Es posible que la tostadora que vendían en la tienda le hubiera parecido siempre alucinante pero, ¡qué narices!, ¡ésta era gratis!
    Así que ahí estaba, la querida tostadora que, desembalada al fin, tenía mucho mejor aspecto y había conseguido que olvidara por completo aquella carísima de la tienda. Se encontraba ilusionado y emocionado con el uso que le ofrecía su nuevo electrodoméstico. Formaba parte ya de su vida contribuyendo a crearla más cómoda y saludable. Aquella encantadora tostadora, quiero decir, aquella encantadora persona que conoció provenía de algún lugar, estaba hecha de algún tipo de material y quizás tuviera un sencillo aunque inteligente entramado interno. Pero lo importante es que esa persona le aportaba en aquel momento y hora lo que usted precisaba, al igual que aquella tostadora le ofrecía las tostadas tal y como le gustaban, en el momento en que las precisaba. Asimismo, de igual modo que usted no importunaba ni se detenía a traspasar aquella frontera metálica, así también esperaba un trato igualitario por la otra parte. Sin duda parece francamente práctico y sagaz enclaustrar nuestros corazones de manera que resulte suficiente poder visionarlos a través de un pequeño cerrojo, sin hallar llave alguna que lo maltrate. Bien cierto es que “ojos que no ven, corazón que no siente”, por lo que un corazón a cuyos ojos no se le permiten ver nada, tampoco es capaz de amar nada. Si, como algunos afirman, nuestro astuto cerebro racional se hallara posicionado en un nivel superior al emocional prescindiríamos de todo escudo al mismo tiempo que podríamos encender nuestra pasión con una persona que racionalmente fuera nuestra media naranja. Pero por fortuna para unos y desgracia para otros, el amor es azaroso. Toda emoción es signo de debilidad y por tanto, la más grande de todas ellas no iba a ser menos; hay que protegerse de ella, no podemos permitirnos ser unos débiles esclavos del amor. Así pues, confinamos nuestro apasionado y ardiente corazón a una fría celda de forma que nuestra sangre temple. De esta manera somos capaces de aprovechar el instante que alguien nos brinda para amarnos y más tarde olvidar por completo que una vez entregamos a esa persona toda nuestra pasión. No podemos, por el contrario, detenernos una mañana en la que no soportamos nuestra existencia y parar a un viandante, relatarle lo horrible que nos parece la vida aquella mañana y marcharnos sin más, habiéndonos desahogado tranquilamente. ¿Qué clase de persona comparte toda su intimidad contigo sin conocerte de nada?
    Pero volvamos a nuestro robótico amor del SXXI, a nuestra genial tostadora que un buen día sin más empieza a no chamuscar sus tostadas tan buenamente como sabía. Por desgracia, no tenemos más remedio que desechar tristemente nuestro querido aparato; ha dejado de tostar como a nosotros nos gustaba y ya no puede sernos útil de ningún modo. La mejor solución es comprar una nueva tostadora ya que arreglar la vieja supondría un coste superior al precio de cualquier otra sin estrenar.
    He aquí que en estos momentos, nos damos cuenta del siglo al que pertenecemos pues cometer la locura de reparar aquella preciosa tostadora no es gesto práctico ni útil, no es interesado ni sencillo. Sin embargo, en nuestra vida algunas cosas ocuparon un lugar tan importante que en su ausencia, el lugar que ocuparon aún continúa lleno.
    No es este gesto de amor, reacción común de nuestro siglo pero como sucede con todas las grandes cosas de este mundo, nunca desaparecen, sino que lo convierten en un lugar habitable, haciéndolo girar desde los más ocultos y silenciosos corazones.

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3 comentarios:

  1. Sabes que es lo mas triste de todo¿
    Que muchas veces, por mucho que intentemos arreglar nuestra vieja tostadora, esta se empeña en no funcionar

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  2. Bueno la vida no sale siempre como se espera, pero el amor es así, desinteresado y muxas veces obteniéndo malas o nulas respuestas... pero d otra forma no se podría llamar amor.

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  3. Tengo que decirte que este testo es uno de mis preferidos está lleno de sentimientos.

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