martes, 21 de diciembre de 2010

POCO A POCO



    Aquí me encuentro hoy escuchando esta paciente expresión que pronunciamos resignados sabiendo que solamente el gran Cronos posee el poder de ofrecernos aquello que esperamos. Nosotros únicamente le obsequiamos con pequeñas ofrendas y tratamos de escalar pequeños tramos de montaña. Esperamos escuchar la voz de esa divinidad pronto, o nos gustaría saber qué es lo que está en la cima de la montaña pero no se nos está permitido aspirar a tanto, hay que recorrer la línea que Cronos nos marca.
    Nosotros los mortales, que no deseamos ver cómo el tiempo se esfuma y corre a mostrarnos el hilo que teje nuestro destino, sabemos muy bien que muchas cosas requieren pagar con nuestros años de vida a cambio de curar profundas heridas o conocer si llegamos hasta la cima de la montaña que nos habíamos marcado. Haríamos correr las agujas rápidamente con tal de vernos un día donde teníamos pensado estar, de la manera en que aspirábamos y vislumbrar aquello en lo que nos habremos convertido; Del mismo modo, pagaríamos por ver huir esas largas horas que van haciéndonos dejar atrás el rastro de lo que fuimos, una sombra que se aleja y un olvido con el que Cronos llena ahora nuestras manos; Un olvido que quema y queremos soltar pero no se nos está permitido, llenos de heridas que sangran cada vez que ladeamos nuestros rostros. Sabemos que sólo dejaran de supurar cuando dejemos de mirar hacia atrás y en algún momento de este poco a poco que recorremos conseguirán cicatrizar.
    Esta expresión no debió ser creada por ningún humano, sino que el sabio Cronos nos la enseñó mientras crecíamos en un mundo que pretendíamos convertir en inmediato. Un mundo que transformaríamos con nuestros comunes mandos pausando aquellos maravillosos momentos que pondríamos a pantalla completa con sonido estéreo, Dolby surround y  3D,  paralizándolos eternamente. Como también haríamos pasar a toda velocidad esos poco a poco que inevitablemente tenemos que cruzar, eso momentos que desecharías de tu película, esos hechos que deberían pasar a ser escenas eliminadas, aquellas que necesitamos para llegar a esas otras maravillosas que no cambiaríamos por nada, unas escenas que no pueden borrarse pues forman parte del camino pero que apartamos en un lugar donde apenas podamos recordarlas.
    Con todo, no hay duda de que seríamos capaces de envejecer apresuradamente, de vender nuestros años de vida con tal de recorrer en el menor tiempo posible ese poco a poco que transformaríamos en un mucho a mucho para saber si todo aquello por lo que luchamos vendrá a nuestras manos y si el olvido nos habrá traído algún consuelo. Sólo podemos caminar sobre esos poquito a poquito sabiendo que algún día quedarán atrás, que lograremos recorrerlos y llegar a aquellos asombrosos momentos que conforman nuestro extraño destino. Nada acude cuando se desea, hay que pagar un costoso impuesto al Tiempo, atravesándolo para poder descubrir si la vida trajo lo que deseábamos; quizás algo mucho peor o puede que algo mucho mejor.